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viernes, 18 de septiembre de 2015

Cronotipos y aprendizaje


Es común pensar que existe una relación entre los estudiantes exitosos y sus buenos hábitos forjados en el hogar, y que el aprendizaje de buenos hábitos solo depende de las reglas que los padres imponen en casa. Sin embargo desde un punto de vista evolutivo, existe un acento molecular más profundo que afecta el cómo los seres humanos pueden manejar los relojes y la actividad que se realiza en torno a ellos, por lo que es importante considerar que la vida en el planeta en general se relaciona con cambios llaman ciclos, y que los seres humanos recibimos mucha influencia de uno en particular conocido como ritmo circadiano.

Los ritmos circadianos son ciclos biológicos de aproximadamente 24 horas que preparan a un organismo para los cambios ambientales diarios, impulsados por  relojes moleculares que son básicamente un mecanismo de retroalimentación transcripcional  y de traducción, los cuales están gobernados por genes encargados del reloj biológico en los mamíferos, los cuales están presentes en prácticamente todas las células de un organismo, y, por supuesto, los seres humanos no pueden huir de él, por lo que desarrollamos algo conocido como  cronotipo

Cronotipo se refiere a la manifestación conductual de los ritmos circadianos y se reflejan en la propensión de una persona a dormir en un momento determinado durante un período de 24 horas. En este sentido se reconocen cronotipos vespertinos cuando las personas tienden a dormir y levantarse hasta tarde, y matutinos cuando las personas  suelen levantarse y dormir muy temprano.

En este sentido tener una conducta matutina o vespertina son los dos extremos con la mayoría de los individuos presentan, sin embargo, esto puede modificarse dependiendo de las exigencias del medio y por la edad, pues a lo largo del desarrollo se producen cambios en los hábitos de sueño ya que los niños pre-púberes prefieren levantarse temprano, los adolescentes aman dormir hasta tarde, y muchos ancianos requieren de dormir más horas y llegar temprano a su cita con la almohada.

La regulación de cronotipos, es un proceso codificado por los cambios en el desarrollo,  la propensión individual para un cronotipo específico debido a las actividades durante el día, la dinámica genética de cada persona, señales ambientales importantes (conocidos como zeitgebers) que incluyen aspectos como la luz, la alimentación, el comportamiento social,  el trabajo y los horarios escolares, como lo explican
investigadores como Roenneberg, Kuehnle, Pramstaller, Ricken, Havel, Guth y Merrow.

Investigaciones recientes muestran que el cronotipo cambia con la edad, y diversas investigaciones han encontrado diferencias sistemáticas entre los niños y adolescentes, mostrando que los niños muestran cronotipos matutinos, que cambian lenta pero progresivamente por un retraso del encuentro con la almohada, hasta llegar a un máximo de preferencias diurnas alrededor de los 20 años, lo cual sugiere el final de la adolescencia.
 
Esto explica por qué relojes circadianos adolescentes normalmente tienen predilección por la vida nocturna, pero esto no es toda la historia, ya que estas preferencias diurnas se deben también a factores endocrinos, pues innegablemente las hormonas comienzan a funcionar alrededor de esa edad. 

Esto explica la facilidad para encontrar alumnos que sufren de cansancio durante las clases matutinas y de cómo esto afecta la consolidación del aprendizaje y su progreso estudiantil, ante ello, diversos estudios han demostrado que los estudiantes duermen menos tratando de estudiar, aunque el resultado usual es un rendimiento pobre en las pruebas escolares.

A ello se agrega que a mayor edad, los adolescentes comienzan a tener más actividades, lo cual abre más brechas entre el momento de dormir, lo cual se conoce como jetlag social,  que puede ser descrito como la discrepancia de sueño entre los días laborales y los días de asueto, lo que significa una diferencia entre el tiempo biológico y el social, llevando a una deuda de sueño considerable que eventualmente cobra factura.

Este jetlag social se ha relacionado con actuaciones académicas pobres. Así que en este caso, debe ser considerados no solo los buenos o malos hábitos de los estudiantes en torno a la facilidad para cumplir con las tareas, o si una hora de sueño hace o no una diferencia; no se olvide que los seres humanos son criaturas biológicas, con genes que responden a muchos años de evolución y cerebros que han sobrevivido durante tantos años, por lo que los genes y los cerebros no pueden estar equivocados. Probablemente lo mejor es dejar que los estudiantes dormir una hora más porque van a responder mejor a las pruebas académicas con suficientes horas de sueño por la mañana y tendrá la energía para trabajar durante el día.
 
Este es un punto que ha comenzado a discutirse en a nivel medio superior en los Estados Unidos y vale la pena considerar antes de acusar de flojos a los estudiantes y de diseñar horarios.

Referencias

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2.   Roenneberg, T., Kuehnle, T., Pramstaller, PP., Ricken, J., Havel, M., Guth, A., Merrow, M. (2004) A marker for the end of adolescence. Current Biology, 14(24) R1038-R1039.
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